lunes, 28 de junio de 2010

EL ORIGEN DEL DOMINGO

El primer testimonio del Kyriakê êmera (día señorial o del Señor) es el texto que ya conocemos de Ap.1,10 que señala el día en que tuvo lugar la revelación de Jesucristo al Magnesios 9,1, que nos es familiar también. La Didaché 14,1 dice Kyriakê tou Kyríou, reforzando la referencia al Señor, de manera que habría que traducir: el señorial del Señor. El adjetivo Kyriakê extraño en el griego clásico, se ha convertido en sustantivo, de manera que su traducción más exacta es la palabra “domínica” o la mas común de “domingo”.

¿Dónde y en qué circunstancias nació este nombre? La expresión es griega, ciertamente, pero tiene resonancias bíblicas indudables. Por una parte evoca el día del Yahweh anunciado por los profetas y aplicado en el Nuevo Testamento a la Pascua de Jesús. Por otra parte, alude también el día que hizo el Señor. De estos dos sentidos parece que hay que destacar el primero, porque se refiere al juicio divino sobre las naciones, aspecto que no tiene nada que ver con la primitiva concepción cristiana del domingo. Queda, por tanto, el segundo, avalado por el uso que el mismo Nuevo Testamento hace del Salmo 118, aplicándolo a la resurrección de Cristo.

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